Manual del usuario: ¿me meto en un portal de citas? (I)

Ok, entonces leí en el blog de Amanda que si me anoto en un portal de citas online voy a conocer un montón de hombres (cámbiese por mujeres en el caso de los señores). Genial, ya empiezo a escribir mi perfil ¿no? Bueno, yo no iría tan rápido. Antes de empezar, consideraría estos puntos:

¿Cuáles son mis expectativas?

Si entro con la idea de casarme, encontrar pareja en poco tiempo o buscar alguien que se ajuste exactamente a mis especificaciones, creo que la desilusión es casi inevitable. A cambio de la oportunidad de conocer muchos candidatos potenciales, hay que estar dispuest@ a pasar por un proceso de selección fatigoso y no siempre agradable (aunque tiene muchas partes divertidas también :-)).

Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta…

¿Me siento capaz de pasar por el proceso de selección sin sentirme lastimad@?

La mecánica de los portales de citas online es más o menos así: se establece un contacto virtual por medio de un mail o un guiño. A eso siguen una serie de mails y/o chat por el msm. Y ahí se produce la primera extinción…  al  lado de la cual los osos pandas son una especie prolífica. O dejaron de contestarnos o la decisión de “No admitir a este contacto” salió de nuestra parte.

Hay que estar preparad@ para eso y atravesar esta etapa recitando como un mantra “no es nada personal”. O sea, solo nos conocen por alguna foto, un perfil y un par de mails. Es casi imposible saber que lo hizo desistir. Nosotr@s  somos geniales, pero quizás no entramos en  lo que el otr@ busca o no está segur@ de quiere, puede estar haciendo  solo un casting o  malinterpretó algo que dijimos o… decenas de posibilidades más que motivaron la desaparición y  nunca sabremos. Es aconsejable repetirlo cien veces antes de prender la PC. Si falla comprarse un cuadernito y llenar cien renglones con la frase.

Cuando la huida fue nuestra, la frustración aumenta con la repetición (“¿Será posible que no haya ni un@ que valga la pena?”, pero en principio es más fácil de superar.

Ceci me apunta que hay algunas situaciones en las cuales cree que es mejor no  empezar. Si estás particularmente deprimid@ o con problemas de autoestima, puede ser un mal lugar para intentar levantarte el ánimo. Hay hombres (seguramente también mujeres, ¡pero nosotras no las contactamos!) muy jodid@s, que pueden decir y hacer cosas que dañen mucho a quien no esté plantado firme en su convicción de que vale como persona.

Por otra parte, los sucesivos intentos fallidos que inevitablemente se producen, bajonean, así que lo ideal es comenzar con ganas y razonable buen ánimo.

El proceso puede ser largo y requerir bastante dedicación. En un mundo perfecto, el solo hecho de meterte en esto  debería justificar una licencia con goce de sueldo. Desgraciadamente, la silenciosa labor de mirar perfiles, contestar mails y acostarte tarde por quedarte chateando, no son reconocidos laboralmente. Así que conviene pensarlo como una maratón, aunque ¿quién sabe? quizás tengamos la sorpresa de que solo sea  un corto paseo.

Sí, ya sé que yo no soy un ejemplo a emular, pero tampoco crean que hablo porque sí. El otro día, mi amiga Lucía me contó que tiene una amiga, que tiene una compañera de trabajo, que tiene una vecina que se juntó con sus compañeras de secundaria en la reunión de los 25 años. Una de ellas le contó que entró en ¿match? (creo, Lucía no estaba segura) y a los dos meses conoció a alguien y ahora están casados. La verdad es que a la única que conozco es a Lucía, pero le pasó a la amiga de una amiga así que debe ser cierto.

Por supuesto que esto no es todo, así que continuará…